Thursday, August 20, 2009

EL SIETE DE LA MUERTE

no es cuestión de escapar
porque no hay a donde escapar
tampoco se puede desaparecer
tratando de pasar inadvertido

es mi propia mano la que me mata
con sus palabras escritas pausadamente
ritmo entrelazado con emociones oblicuas
clarividente del estado puro del alma

¡qué soledad la del domingo!
¡qué tristeza emana de las calles!
si tan solo pudiera deshacerme de este miedo
no me sentiría tan obligado a dejar mi encierro

y el abismo se expande
se abate sobre mí
creando desesperación
matando mi calma

¡cuantas veces deseé este escarnio!
dorado placer de los iniciados
unos cuantos se amontonan bajo mi ventana
implorando mi piedad

pero a pesar del yugo que los mata
los desvanece y los humilla
en ese día son más felices que yo
atrapado como estoy en unas cuantas líneas

¿qué siento en el pecho?
¿qué es lo que me oprime con tanta fiereza?
no quiero pensar que sea tu recuerdo
tan solo deja que mire tu cara una ultima vez
antes de morir

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